La inteligencia emocional influye más en nuestra vida cotidiana de lo que creemos. Afecta la forma en que tomamos decisiones, cómo nos relacionamos con los demás y cómo manejamos nuestras emociones. En paralelo, el Cannabis —específicamente sus compuestos como el THC y el CBD— ha demostrado tener efectos sobre el estado de ánimo, el apetito, el sueño y el dolor. Sin embargo, su uso indebido o excesivo también puede tener implicancias importantes en el ámbito emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional (IE) se refiere a la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Este concepto se compone de cinco habilidades clave:
• Conciencia de uno mismo: reconocer nuestras emociones y su impacto.
• Autorregulación: controlar nuestras reacciones emocionales y mantener la calma ante el estrés.
• Motivación: tener iniciativa, compromiso y una actitud positiva frente a los objetivos.
• Empatía: comprender y conectar con los sentimientos ajenos.
• Habilidades sociales: comunicarse eficazmente, resolver conflictos y mantener relaciones saludables.
Estas capacidades están estrechamente relacionadas con el sistema límbico del cerebro, que regula nuestras emociones y almacena recuerdos que influyen en nuestra conducta y toma de decisiones.
¿Cómo puede el Cannabis afectar la inteligencia emocional?
El sistema endocannabinoide, que está involucrado en funciones como el estado de ánimo y el estrés, se activa cuando consumimos Cannabis. Este sistema funciona con mecanismos de recompensa, lo que puede generar alteraciones en la forma en que procesamos las emociones si hay un uso excesivo o prolongado.
Estudios han mostrado que consumidores frecuentes o de largo plazo pueden experimentar:
• Dificultades para identificar y comprender sus emociones.
• Reducción de la empatía o de la capacidad de interpretar emociones en otras personas.
• Disminución de la motivación o cambios en la forma de enfrentar situaciones sociales o personales.
¿Qué dice la ciencia?
Un estudio de 2016, que evaluó la actividad cerebral a través de ondas P3 en respuesta a emociones faciales, observó que las personas que consumían Cannabis reaccionaban más intensamente a estímulos negativos (como rostros enojados o tristes) y menos a emociones positivas. Esto sugiere una alteración en la forma en que el cerebro procesa las señales emocionales, lo cual puede afectar la empatía y la regulación emocional.
Además, se ha observado que el inicio temprano y el consumo prolongado de Cannabis puede tener efectos en el desarrollo cerebral, especialmente en zonas relacionadas con el procesamiento emocional.
Cannabis y salud emocional: ¿cómo encontrar el equilibrio?
Es importante reconocer que el Cannabis puede tener beneficios terapéuticos cuando se utiliza de forma adecuada: puede ayudar a aliviar la ansiedad, mejorar el sueño y reducir el dolor. Sin embargo, usarlo como una vía para evitar emociones negativas o sin una guía profesional puede aumentar el riesgo de dependencia y afectar la inteligencia emocional.
Conclusión
La inteligencia emocional es una herramienta esencial para el bienestar personal y las relaciones sociales. Si bien el Cannabis puede formar parte de un enfoque de cuidado integral de la salud, su consumo debe ser consciente, informado y adaptado a cada persona. Usarlo con responsabilidad y por las razones correctas puede marcar la diferencia entre un apoyo terapéutico y una barrera para el desarrollo emocional.